TAUROMAQUIA EN ALICANTE DURANTE LA GUERRA CIVIL

PESE AL DRAMA DESENCADENADO POR LA GUERRA CIVIL LA ACTIVIDAD TAURINA NO CESÓ EN LA PLAZA DE TOROS DE ALICANTE

El mismo año de 1936, y tras el 18 de julio día de la sublevación militar, a finales de agosto se celebró un festival en favor de las milicias alicantinas en el que, además de la banda cómico taurina musical "Los Claveles", actuaron varios becerristas locales; un mes más tarde ya era una corrida de  toros el espectáculo que se ofrecía a beneficio de las milicias Obreras Antifascistas , y en la misma se lidiaron astados de López Cobos, Coquilla y Samuel Flores, siendo sus matadores Rafael Gómez "El Gallo", Victoriano Roger "Valencia II", Luis Fuentes "Bejarano", Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma", Vicente Barrera y Luis Morales.
Todavía ese año habría otra novillada, organizada por el gremio de carniceros para recaudar fondos para las milicias locales, actuando los alicantinos Román Muntaner, "Niño    del Prado" y Pepito Martínez.
Todavía más intensa fue la actividad taurina vivida en 1937, dándose hasta 5 festivales -a beneficio de Defensores de Euskadi, organizado por UGT, 2 pro Asistencia Social, otro para la sección Plaza de Toros de la UGT y un 5º a beneficio de la Asociación pro Abolición de la Mendicidad-, una becerrada y 2 novilladas; en la 1ª, celebrada el 11 de julio, actuaron Pedrucho, Florentino Ballesteros y "Niño del Barrio", y en la 2ª, "El Exquisito", Juan Tirado y el que luego sería fenomenal subalterno Agustín Díaz "Michelín", padre del reconocido director de cine Agustín Díaz Yanes.
Sí que hubo bajón en 1938, año en el que se dio solo una becerrada, el 24 de abril, con la presencia de Román Muntaner, Pepito Martínez y Ginés Guarinos "Ginesillo", que mataron erales de Samuel Flores a beneficio de la Cruz Roja, y un festival, a beneficio del Capítulo de Represión, organizado el 22 de mayo por la Junta de Defensa Pasiva. En este festejo se lidiaron novillos de Samuel Flores y fueron sus matadores Mariano Rodríguez "El Exquisito", Florentino Ballesteros y José Vera "Niño del Barrio".
Pero, al margen de las alegrías que se pudieran vivir en el ruedo en tales festejos, la verdad es que esos fueron años duros para Alicante.
La ciudad sufrió durante la guerra más de 70 bombardeos que causaron la muerte a casi 500 personas  y el derrumbamiento y destrucción de más de 700 edificios, siendo el más virulento y mortífero el que se produjo la mañana del domingo 25 de mayo de 1938, cuando aviones italianos Savoia dejaron caer nada menos que 90 bombas, muriendo en ese ataque más de 300 personas, en gran parte mujeres y niños que se encontraban en el Mercado Central. Para muchos historiadores, este bombardeo es perfectamente equiparable al que sufrió Guernica.
También en estos momentos la Plaza de Toros tuvo un papel destacado en la vida alicantina, puesto que durante 1938 se construyó en ella un refugio antiaéreo con capacidad para medio millar de personas.
Alicante permaneció fiel a las República hasta el final de la guerra -el gobierno de Negrín mantuvo en la finca del Poblet, en Petrel, sus últimas reuniones.
Fue también la última ciudad en caer en manos de las tropas franquistas, viviéndose en el puerto escenas dramáticas entre los que esperaban buques para huir de las represalias de los vencedores  y partir al exilio. No fue eso tarea sencilla, pues había orden de disparar a toda persona que se encontrara en la zona intentando escapar. Los buques extranjeros no aceptaban recoger a nadie debido a la amenaza de hundir cualquier barco que recogiese exiliados. Los únicos barcos que corrieron aquel riesgo fueron los argelinos y centenares de alicantinos partieron hacia Orán, donde se creó una colonia estable y un hermanamiento entre las dos ciudades que todavía hoy persiste.
Otros barcos, como el Stambrook o el Maritime, se arriesgaron y no sólo por las amenazas de abrir fuego contra ellos, sino por la cantidad de pasajeros que acogieron a bordo, partiendo del puerto sobrecargado el Stambrook pero prácticamente vacio el 2º que tan sólo permitió que subieran abordo 37 fugitivos. 
Por otra parte la toma de Alicante por las tropas rebeldes trajo consigo otro uso para el Coso taurino, que compartió destino con el Castillo de Santa Bárbara o el cine Ideal, puesto que en sus dependencias fueron encerrados muchos de los prisioneros que no fueron llevados a los campos de concentración de Albatera o la Serra Grossa.

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