PREÁMBULOS DE LA TAUROMAQUIA EN ALICANTE


Es en el siglo XV cuando se tiene conocimiento de la afición a los toros en Alicante,

Por entonces los festejos populares y callejeros tenían como protagonista al Toro y las diversas modalidades con arraigo alicantino fueron "Els Bous de Corda"(toros enmaromados), los que más perduraron y que en el Arrabal Roig dieron origen a la invocación "Faz Divina qu´ixca el bou" ; el "Toro del Aguardiente" en el que durante el amanecer los jóvenes corrían delante del toro -como en San Fermín- para lo que bebían herbero o el "nubolet", El Pelele y La Soltá.
Con motivo de la celebración de cualquier acontecimiento importante, se corrían toros: asi como con fines recaudatorios, tanto para financiar mejoras urbanas como para ayudar a instituciones benéficas. 
El público que acudía a la plaza era bullicioso, festivo y, de por sí generoso con los de coleta. Para saber que lo pasaban bien en los toros basta con mencionar lo que escribe el investigador Santiago Linares: "El público de la época era muy bullicioso y entusiasta. A veces acudían provistos de cornetas hechas con astas de toros . El lanzamiento de naranjas y toda clase de objetos era práctica habitual. Cuando finalizaban los festejos era costumbre, como , soltar dos toros", embolados o no, "para deleite de los aficionados que gusten bajar al redondel".
La primera fiesta taurina conocida data de 1605 y se organizó para celebrar el nacimiento del hijo de Felipe III, futuro Felipe IV. El Historiados Vicente Bendicho, en su Crónica, fechada en 1640, escribe sobre aquella función: "Por aqueste nacimiento hubo grandes fiestas en Alicante, en hubo muchos fuegos y procesión general de gracias, juegos de toros 2 días..."
Tras el bombardeo a que fue sometida la ciudad en 1691 por las tropas francesas de Felipe XIV y que devastó Alicante, en 1698, en plena reconstrucción de la urbe, y para celebrar la elección de don Ramón de Perellós y Rocafull como Gran Maestre de Malta, del 6 al 9 de julio se lidiaron toros traídos expresamente de Sierra Morena.

En 1700, con motivo del primer centenario de la Iglesia de San Nicolás como colegiata, se corrieron toros en la Plaza del Mar. Escribió el Padre López : "Mas como parece a las gentes que no hay fiestas cabalmente cumplidas, si no se dispone de una corrida de toros, hubo de satisfacer el genio y gusto de tan gran número de concurrentes.
El día 1 de agosto se ordenó un bello juego de toros de Castilla en la Plaza del Mar y se buscaron los mas diestros toreros para que los jugasen, Los toros fueron vivamente feroces, mas los toreros como eran hábiles, hicieron en ellos tantas suertes que lisonjearon bien el gusto del innumerable gentío que les atendía. Y el público también pródigo con los muchos premios de dinero con eran compensados y agradecidos por las suertes.
Tanto dinero había entonces en la ciudad que el echarlo a la plaza se tenía por galantería.

La afición continuaba creciendo y el 25 de mayo de 1765 se pidió licencia para celebrar 10 corridas de toros, dictándose un Reglamento Taurino por parte de las autoridades locales, celebrándose festejos en lugares como la actual Plaza de Quijano; en el corralón que tenía el medieval Hospital de San Juan de Dios; en la calle Montengón en los patios de la hoy calle San Nicolás hasta muy cerca de la calle Mayor o la Plaza de San Agustín. No sólo los frailes andaban metidos en la fiesta taurina pues también lo estaban las monjas de la Comunidad de las Clarisas de la Santísima Faz que organizaban anualmente corridas a beneficio del Convento.

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